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Sobre el mensaje de 7 cajas

De un cineasta paraguayo a otro, Ramiro Gómez analiza críticamente la mirada desde la que se cuenta la historia y el mensaje de 7 cajas, en una carta abierta dirigida a Juan Carlos Maneglia, guionista y codirector de la película.

«El mensaje que se me quedó de la película es: "si querés ser famoso, no importa que tengas que cargar con un muerto", sin ser una postura crítica ante este hecho, sino una reafirmación.» Imagen: 7cajas.com.

«El mensaje que se me quedó de la película es: «si querés ser famoso, no importa que tengas que cargar con un muerto», sin ser una postura crítica ante este hecho, sino una reafirmación.» Imagen: 7cajas.com.

Juan Carlos:

No nos conocemos lo suficiente. Aún así me tomo la atribución de escribirte abiertamente acerca del mensaje de 7 cajas, película que codirigiste con Tana.

El análisis estará directamente relacionado con la concatenación de sucesos implícitos en el filme, no del resto, de los factores externos como el éxito en taquilla o la crítica internacional, los premios o las menciones hasta de la presidente del vecino país, que no tienen relación ni hacen peso ni son de importancia en este análisis. Todo lo que voy a señalar está estrictamente relacionado con lo que considero esencial en cualquier película y en la constante de la obra de todo director: la mirada.

La mirada es quizás lo que te define como persona, más aún en el cine, en el que se muestra abierta, compartida. Se me hace difícil definir el término, que es tan amplio como el horizonte pero tan claro que hasta un ciego puede sentirlo. Sólo espero que quede expuesta mi mirada con respecto a la tuya al terminar este texto.

Sin más aclaraciones, paso a mi observación punto por punto. Me justifico de antemano acerca del camino que recorreré en este texto, porque para conseguir dejar a la vista mis consideraciones sobre la película, tendré que oscilar constantemente de lo general a lo específico y viceversa.

Convengamos que 7 cajas es un thriller de acción, con tintes de humor y drama, pero esencialmente un thriller de acción. Partiendo de esta clasificación, pasaré a algunas consideraciones acerca del género y sus aciertos y desaciertos con respecto al filme.

Los thrillers de acción, generalmente, son protagonizados por héroes o antihéroes, que tienen como misión hacer que las cosas sucedan y que la trama avance de acuerdo a las decisiones que van tomando. Estas decisiones serán consideradas y aceptadas dentro de un orden moral que se supone es la moral del público. Esto viene como máxima dramatúrgica desde el teatro griego, con una serie de reglas dramáticas que deben ser cumplidas para que el mensaje llegue claramente, sin distorsiones, y pueda de alguna manera prevalecer. El mensaje es a veces conocido como la «moraleja». Existen hoy diversos planteamientos acerca de la necesidad de un «mensaje», pero esa discusión en un filme de género como lo es un thriller de acción no cabe. Además, ¿qué es una película sin un mensaje? ¿Una cáscara? Ahora te pregunto: ¿te pusiste a pensar en el mensaje de tu película?

7 cajas cuenta la historia de Víctor, un joven de alrededor de 15 años de edad que tiene un sueño: «salir en Tv», «ser famoso», al que cree posible llegar a través de un objeto, de un artefacto tecnológico. Su ingenuidad que casi raya con la estupidez, para ser un joven trabajador en un mercado donde la tecnología (falsificada si se quiere) llega al mismo tiempo que a las más altas esferas, y donde a esa edad y en esa circunstancia socioeconómica ya debe tener bien en claro que nada es tan sencillo como se presenta en el filme. Víctor es una caricatura, un ejemplo de la primera fórmula fallida de la película: pobreza = ignorancia, donde se obvia todo el conocimiento vivencial, la cultura del trabajador de calle, donde una persona de 15 años tiene, más en claro que en otros estratos sociales, que nada se te regala.

Trato de explicarme acerca de la existencia de licencias fílmicas que pudieran dar lugar a un personaje caricaturesco como éste, pero no encuentro ninguna. En Paraguay, en nombre de la «ficción» se han defendido argumentos y posturas inexplicables, que al solo momento de utilizar el término ficción quedan subsanadas, como si fuera que son parte de la creatividad de un genio y que por ese mismo motivo tienen razón de existir. En Paraguay, los debates sobre cine son tan básicos que asustan.

Ahora cabe explicar que el cine es el arte mimético por excelencia. La mímesis es la capacidad de imitar la realidad, es quizás la razón de ser del cine. La ficción no habilita la posibilidad de que TODO suceda, sin necesidad de ser explicado o justificado, sin que esto implique una consecuencia.

Siguiendo con Víctor, una vez puesto en contexto, y avanzando minutos más en el desarrollo de la película, le es encomendada una misión, la de cargar unas cajas a cambio de dinero. Hasta aquí, todo más o menos bien, pero luego llega el momento en que descubre su encomienda, un cuerpo mutilado. Es entonces cuando sucede uno de los graves errores de la película, en una escena que es digna del olvido: Víctor sale corriendo a denunciar a un policía que tiene consigo un cuerpo mutilado, pero al momento de verse reflejado en un circuito cerrado, toma la decisión, moral, de continuar con el cuerpo en función de obtener el dinero para cumplir su estúpido sueño.

La escena del circuito cerrado, además, es casi simiesca: el joven casi estúpido se adelanta y retrocede intentando tocarse como si fuese un animal atrapado en la imagen, como un pobre ser irracional. A partir de esa decisión de tipo moral se convierte al personaje principal en un criminal. Él decide cargar con un muerto con tal de ser famoso. La fórmula entonces se vuelve compleja, se convierte en pobreza + ignorancia = criminalidad.

De ahí en adelante la película es de una linealidad que asusta, es una corrida por un espacio que está favelizado por el simple hecho de lucir pobre. En el Mercado 4, Juan Carlos, difícilmente muera tanta gente de la manera en que se mata en la película. Sé que éste es el momento de argumentar: «pero es una ficción», y sí, sé que es una ficción, pero en nombre de la ficción no se puede alterar la naturaleza de muchas realidades, más aún si éstas no vienen acompañadas de una reflexión o un mensaje, y si éstas no respetarán las leyes dramatúrgicas que casi obligan al restablecimiento de un determinado orden moral. Es más, en un momento me pareció que estaba viendo Rambo 5, aunque Rambo mata por el recuerdo de la vietnamita que amó en Rambo 1, es decir, tenía una justificación. En tu película la gente muere como moscas, dejando de lado también la regla dramatúrgica de que quien mata debe morir.

Sin entrar mucho en los detalles de la construcción de los demás personajes, igualmente caricaturizados, el personaje antagónico llamado Nelson, es el único con una motivación real, movido por una fuerza noble, la enfermedad de su hijo. Como sugerencia, podría haber sido víctima del sistema de salud paraguayo. Sin embargo, no existe este reclamo (en realidad, tu película no tiene la obligación de existir este reclamo, pero lo veo como una oportunidad perdida) más allá de que de nuevo, la rabia contenida del personaje, que lo desdobla y lleva hacia una situación que está fuera de sus manos y que en realidad no tiene culpables, pasa a ser descargada en el protagonista, con quien debemos de identificarnos solo porque se encuentra en apuros, porque es juky. Aún sin tener legítima aprobación de la conducta que lo lleva a esa situación, tenemos que amarlo.

Más adelante el personaje de Liz, que hace dupla con Víctor, encuentra el cuerpo y lo vuelve a esconder, es decir, ella, sabiendo que las cajas contienen un cuerpo descuartizado, ni siquiera se inmuta, simplemente lo vuelve a esconder, teniendo como resultado a una segunda criminal que bajo tu mirada es entendible, porque según tu punto de vista lo más probable es que estén acostumbrados a ver a diario cuerpos mutilados sin que eso les afecte.

Juan Carlos: con todo respeto, es siniestra la construcción y la naturaleza de estos personajes. Son niños criminales. Yo no sé cómo no te diste cuenta de esto. La policía está retratada como «buenuda», casi casi con el mismo estereotipo de la policía norteamericana, que se da por asumido que es honesta y efectiva, pero hasta donde yo sé, en Paraguay no existe un organismo más corrupto que el de la Policía.

No voy a extenderme en la torpeza de Tana de homenajear a su padre. No tiene justificación. Y la implicancia política (humanamente hablando) es de un alcance que sólo en Paraguay se pudo ignorar.

Aún así, con todo esto, pasando por todas las peripecias que pasan las cajas y llegando al final de la trama, nos encontramos en un rincón donde el protagonista es aprehendido por su perseguidor. Existe un registro del hecho a través del aparato lúdico, «el celular». Entonces, cuando llega el final de la película, Víctor se encuentra libre quién sabe por qué tipo de artilugio o falla judicial —ya que con conocimiento de lo que transportaba prefirió seguir su cometido antes que denunciarlo— y se ve reflejado nuevamente en un televisor, pero esta vez durante el horario central de un noticiero, en escenas de violencia y muerte. Y su respuesta es simple: una sonrisa, completamente impune.

Es decir, Víctor consiguió su cometido: se hizo famoso. Aquí se encuentra, a mi parecer, el mayor de los problemas de la película. 7 cajas no es una crítica social, es pornomiseria de la más baja. El mensaje que se me quedó de la película es: «si querés ser famoso, no importa que tengas que cargar con un muerto», sin ser una postura crítica ante este hecho, sino una reafirmación.

Hoy tengo miedo de las siguientes películas que hagas, tengo miedo de la manera en que miras una realidad. Porque uno no hace cine para ser famoso a cualquier precio, uno hace cine para contar una historia que traiga consigo una reflexión a un espacio y un tiempo determinados.

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15 Comentarios
  • nilda
    octubre 24, 2016

    adoré esa pelicula. Los argumentos de la carta abierta me parecen absurdos ¿va a pedir moralidad a un thriller? Me parecio extremadamente bien hecha. Y los hombres somos estúpidos y poco lógicos.
    Diria que es una carta de un resentido.

  • Ricardo Loup
    octubre 2, 2014

    La realidad es que hacer una crítica del autor y no de la obra, quita toda seriedad a la crítica, ya que más parece una cuestión de índole personal entre el crítico y el autor.

  • Erich Fischer
    octubre 1, 2014

    Me diverti con 7 Cajas y lloré con Tierra Roja. Disfruté de ambos trabajos poniendo una mirada diferente en cada uno. En algo coinciden plenamente. Ambos denuncian la innegable realidad paraguaya y latinoamericana. Uno, con la técnica directa que clasifica generalmente al género documental, el otro con el maquillaje, las exageraciones y los artilugios visuales propios del cine de ficción. Como espectador me senti satisfecho porque en una y otra obra encontré elementos, senales, valores, gestos y actos que me permitieron sacar mis propias conclusiones. Y porque creo que al fin y al cabo todo lo que nos rodea esta compuesto de mensajes (puestos para ser vistos de forma subjetiva). Si observamos atentamente, encontraremos un mensaje incluso hasta en los tachos de basura!!

  • Sergio Britos
    septiembre 28, 2014

    El titulo del Artículo deberia ser «comentario de un Loser, envidioso del exito de 7 cajas» aprendé de los maestros Tana y Maneglia cómo superar la mediocridad y producir un thriller de acción al estilo Hollywood taquillero en todo el mundo….

    • Binla
      febrero 24, 2015

      100% de acuerdo!

  • Carlos Zayas Guggiari
    septiembre 28, 2014

    No tuve la paciencia de leer todo ese mamotreto. Paré exactamente donde empezó a afirmar que una película debe tener un mensaje.

    El cine es el reflejo de la vida, y como tal, no estamos obligados a que en nuestra lápida escriban una moraleja.

    «7 Cajas» logró más que incontables películas que contaminan la industria del cine constantemente, desde Hollywood para abajo: entretuvo.

    Una película sólo necesita eso para considerarse un éxito.

  • fabian
    septiembre 26, 2014

    ¡Qué densas las reacciones!. A mi me parece que Ramiro no hace más que dar su opinión (que, además, comparto plenamente).

    En Paraguay hay muchísimos problemas, pero el peor de todos es la incapacidad para discutir con respeto, o de última con un mínimo de inteligencia. La descalificación personal, para invalidar un argumento es una falacia, por si no lo saben (http://es.wikipedia.org/wiki/Argumento_ad_hominem#Falacia_ad_hominem).

    7 cajas es una película exitosa (en el extranjero) porque es exótica, no por que sea buena. Y en casa, es exitosa, porque lleva a cabo con profesionalismo un ejercicio de repetición. No aporta nada al cine cómo arte. Sí, tal vez a la creación de «una industria», pero eso, para mí no tiene mérito artístico alguno, en todo caso tendría un mérito comercial.

    Y si me preguntan, yo preferiría que en lugar de industria (tipo hollywood, bollywood -en india- y nollywood -en nigeria-), intentáramos construir artesanías cinematográficas, más cercanas a nosotros y hechas con amor.

    Después de todo, ¿por qué querríamos hacer un cine que nos caricaturice para su propia subsitencia sin aportar absolutamente nada más que entretención vacía? Para eso ya existen la televisión y los medios de comunicación paraguayos.

    En fin, fuerza Ramiro.

  • hugo
    septiembre 25, 2014

    Felicidadez señor te ganaste tus 5 minutos de fama ahora capas te contratan para crear tu propia pelicula famosa

  • Mariana
    septiembre 25, 2014

    Ramiro Gomez, hace algo por lo cual al menos podamos criticarte, y luego hablá. Tipico del paraguayo, al que levanta la cabeza y sale adelante, lo tirotea sin pensar primero en la viga del ojo propio. Grande Juanca y Tana! Adelante y gracias por ser paraguayos!

  • kari
    septiembre 24, 2014

    Plaf plaf plaf, hablamos de cine? O de catecismo??

  • Jorge Pèrez Paiva
    septiembre 24, 2014

    Pero ganó,triunfó,divirtió,representó bien y gano mucho dinero.Ya hizo su vaca lechera y nadie lo puede negar.A mi tampoco me cierra algunas cosillas del guion,pero no importa,por fin ganó alguien de los
    nuestros,alguien valioso,luchador,talentoso ,cosntante,que nunca se rindiò y que por fin hace ficciòn ,que por fin vive de su arte,que se rompio ,dudo,se desespero,pero triunfò.Salud 7 cajas.

  • Ulises
    septiembre 24, 2014

    La industria del entretenimiento, construye sus productos bajo una sola formula desde hace varias décadas consistente en «mostrar algo malo como bueno, mostrar luz bajo las sombras más oscuras y siniestras». Con el trascurso de los años, se ha hecho mucho más evidente. La película «Malefica» es un claro ejemplo. Justificando lo malo y dando a entender que lo malo, puede ser bueno. Que el color negro, puede ser blanco, que lo inmoral debe ser aceptado, tolerado y adoptado como parte de nuestras vidas. No deberíamos esperar que Paraguay esté exento de ello. Los medios de comunicación no hacen más que hacer comercio en sus canales de distribución masivos. Vender cumbia, se ha hecho tan imponente para sus bolsillos, razón por la cual hasta se la ha santificado, de tal modo, nace, «Santa Cumbia» como diciéndonos con descaro… «Santo dinero recaudado con este ritmo musical» Y pobres figuras explotadas… dan pena… modelos, cantantes, artistas de Paraguay, que por unas migajas firman contratos con empresarios del entretenimiento, que no hacen más que exprimirlos hasta que no quede una gota que aprovechar de ellos. Cuando el tiempo de su fama pase, quedan fuera del juego y son reemplazados por nuevas caras, nuevas fijuguras que explotar, Y… ¿Quienes se llenan los bolsillos? En Paraguay, hay personas que realmente harían lo que sea… «Lo que sea» por algo de pantalla… lo que Juan Carlos muestra, desde un personaje caricaturesco y con mucha gracia con la misma formula mágica, que nuestros maestros americanos nos han inculcado.

  • Lex
    septiembre 24, 2014

    soy miope pero percibo resentimiento en este artículo.

    ¿Por qué temer a lo siguiente que hagan? eso va a destruir su casa y su descendencia?

    ¿Por qué estereotipa tanto a la juventud humilde en un molde cuasi delictivo?
    Doy el beneficio de la ignorancia, de no saber que aún en familias humildes, uno encuentra jóvenes con principios bien sentados y con la inocencia que Víctor representa.

    Sin contar que estamos hablando de una película de ficción, que bien podría llevarse a cabo en el espacio exterior y no por eso deberíamos rasgarnos las vestiduras porque nos parece insólito.

  • Vinilo
    septiembre 24, 2014

    Que crítica más simplona. La película tiene errores, sí (la no evolución de los personajes, por ejemplo), pero eso de que «en nombre de la ficción no se puede alterar la naturaleza de muchas realidades, más aún si éstas no vienen acompañadas de una reflexión o un mensaje» Reflexión o mensaje moralista es lo que más reclamas, ¡por favor! ya estamos grandecitos como para buscar mensajes en las películas que reafirmen que «yo soy el bueno, esto es lo correcto. Viva la construcción social de valores.» Para cantaletas moralistas, Disney. ¿Que la película no realiza una crítica social? ¿Y?, ¿es su obligación? Pero qué pereza.

  • Ricardo Loup
    septiembre 24, 2014

    Interesante análisis. Aunque mi conclusión es que el «mensaje» de la película está más en la «mirada» del espectador que en la «mirada» del realizador. En este caso, el crítico es este espectador que vio este mensaje y denosta de esta manera contra la película. Subjetivo, al fin y al cabo.

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